Editorial o autopublicación?
- Gabriel Paz
- hace 24 horas
- 2 Min. de lectura
Una de las decisiones más difíciles para quien escribe un libro, y por lo tanto dedica miles de horas a esta tarea, surge justo en el momento de lanzarlo al mercado. Uno de los mayores deseos de quienes escriben por amor o pasión es poder compartir sus historias, emociones y pensamientos. Las regalías no son una prioridad, al menos no para mí.
El mercado literario es un auténtico laberinto para quienes empiezan. Muchas editoriales de renombre ni siquiera se molestan en leer las propuestas de manuscritos recibidas, reservando su "cartel" para autores que ya venden o a los que "recomiendan". Dominan los estantes de las grandes librerías y sus espacios de comunicación. Luego existe una amplia gama de editoriales, llamadas de segunda categoría, cuyo único objetivo es lucrarse con la obra, sin importar casi nada la calidad ni el potencial. Mientras se pague, casi cualquier cosa se publica. Basta con ir a una FNAC, Bertrand u otra librería y abrir al azar varias obras literarias. Encontrarás de todo. Obras de alta calidad y otras que ni siquiera son lo suficientemente buenas para un libro de texto. Y muchas obras de calidad permanecen en la clandestinidad. También existe una pequeña empresa que se autodenomina editorial, pero en la práctica no es más que una imprenta. Se limitan a imprimir el libro y poco más. Los presupuestos de publicación varían desde unos pocos cientos hasta miles de euros. Hay opciones para todo.
Para quienes no quieran involucrarse en este laberinto, existe la llamada autopublicación, en la que uno se responsabiliza de todas las tareas inherentes a la publicación y tiene a su disposición plataformas gratuitas que comercializan el libro. Muchas son exhaustivas en cuanto a países y ubicaciones donde promocionan la obra, pero en la práctica, el libro solo está presente en el mercado online. La promoción en las librerías es nula o muy limitada. Y el software proporcionado no siempre es la mejor opción para lograr una obra con la presentación deseada. Además, el libro acaba subiendo de precio debido a los gastos de envío. Esto implica que el autor debe contar con una auténtica maquinaria promocional, siempre activa y capaz de "vender" su obra como un producto diferenciado que justifica el coste adicional para que el cliente la lea. Siempre tendrá limitaciones en cuanto a la elección de lugares donde su obra se puede ver.
La época en que las editoriales analizaban cuidadosamente las obras literarias y su calidad, y basándose en estos criterios "apostaban o no" por su publicación como inversión... ¡simplemente ha terminado! Con un importante circuito cerrado, vetado para los recién llegados, la decisión es, por lo tanto, elegir entre una editorial de segunda categoría o la autopublicación. Las imprentas automotrices quedan, naturalmente, excluidas.
¡El laberinto reside en tomar una decisión en este contexto!
Dedicar miles de horas a escribir tiene este beneficio y esta recompensa.
¡Estos son los llamados tiempos modernos!

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